No soy un árbitro: Muchas personas piensan que el terapeuta de pareja es como un árbitro, decidiendo quién tiene la razón en cada discusión. Pero eso no es cierto. Mi papel no es dar la razón a una de las partes, sino entender las problemáticas de la pareja y trabajar en soluciones conjuntas. Imagina una pareja que discute sobre la forma de gestionar las finanzas; no voy a decir quién tiene razón, sino que voy a ayudar a que encontréis un método que funcione para ambos.

No es necesario que ambos estén completamente de acuerdo en ir a terapia: Siempre habrá uno de los dos más motivado para asistir. Lo importante es que ambos participen y se comprometan en el proceso. ¡Eso forma parte de mi trabajo! Por ejemplo, si uno de vosotros está más entusiasmado con la idea de la terapia y el otro no está tan convencido, no te preocupes, lo importante es empezar. A medida que avanzamos, es común que ambos encuentren valor en las sesiones y se puedan implicar a través de las tareas que tendréis que realizar.

No es solo para aprender a comunicarse mejor: Aunque la comunicación puede ser un objetivo, no es el único. Cada pareja tiene conflictos específicos que deben abordarse de manera personalizada. Puede que conozcas parejas que discuten todo el tiempo pero aún así son felices juntos. 

No es necesario que ambos miembros de la pareja asistan a todas las sesiones: Si uno de los dos no puede o no quiere asistir, podemos trabajar contigo individualmente para generar cambios positivos en la relación. Por ejemplo, si estás decidido a mejorar tu relación pero tu pareja no quiere ir a terapia, podemos empezar trabajando contigo para que las mejoras en tu comportamiento y comunicación influyan positivamente en la dinámica de la pareja.

La terapia no garantiza salvar tu relación: Es importante ser realista, en esta página no quiero prometerte que la terapia salvará todos vuestros problemas. De hecho, la terapia de pareja es estadísticamente la forma de terapia menos efectiva, con un éxito aproximado del 50%-60%.  Esto no significa que no funcione, sino que las relaciones son complejas y dependen de muchos factores. Sin embargo, intentar la terapia de pareja es una manera de asegurarte de que has hecho todo lo posible por resolver tus problemas. Es mejor intentarlo que quedarse con la duda de si podrías haber salvado tu relación.